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pensó: - vamos a escribir por debajo (como nadie lo ve, nadie lo sabe y como nadie la sabe, nadie lo ve). - después hacia un gesto con las manos, colocándose bien las lentes y cambio de marcha, sube, sube, sube, sube, gira, gira, gira, gira ... y entre medio se confiesa que esta mañana, cuando ha salido de casa ha puesto un mantel en mis palabras y me mira de reojo y de rebote, por la ventana.

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inventaba que inventaba que inventaba sus inventos. Los cubría, los pintaba, los precintaba, los cambiaba constantemente, los soñaba (sí, creo que he dado con la palabra, los soñaba, los inventaba en su mente) y después, una vez le quitabas los velos, las pinturas, los precintos... veías que no había nada. Menos mal, había nada y decepción.

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y aquél que una vez me trajo un café con leche?

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